EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE LIDER ALFARISTA EN EL SECTOR DEL AEROPUERTO MARISCAL SUCRE DE QUITO Y TORTURA A MIEMBROS DE ALFARO VIVE.

 

Más allá de la versión de la Policía, investigaciones de la Comisión de la Verdad, testimonios de vecinos y familiares, medios de comunicación y otros documentos, desmienten el parte policial presentado acerca de que el encuentro con Fausto Basantes fue casual. Según una nota periodística de El Comercio que cita como fuente a versiones policiales, en el operativo que acabó con la vida del número dos de AVC “participaron más de veinte hombres que se movilizaron en vehículos de alquiler y no en policiales, a fin de no despertar ninguna clase de sospechas”. Por otra parte, Ramiro Palacios, un testigo de los hechos manifiesta:

“Unas dos o tres horas antes, se comenzó a ver aquí, en la parte del sector del aeropuerto, agentes policiales, patrulleros que estaban prácticamente localizados en todas las esquinas. Pero nadie sabía qué pasaba, porque era personal que estaba totalmente armado, en puntos estratégicos. Nadie sabía por qué había tanto agente vestido de civil; uno que otro patrullero escondido en las esquinas”.

Además de percatarse de la movilización policial, los vecinos del sector también manifiestan que los mismos policías advirtieron a los moradores de lo que posiblemente sucedería. Leonardo Beltrán, otro vecino del lugar comenta: “Yo me acuerdo que vino la Policía y nos dijo que nos metiéramos, porque iba a haber un tiroteo”. Poco antes de la 14h00, Fausto Basantes llegó en un taxi al sector donde había acordado la cita con Fernando Flores. En ese instante fue interceptado por los agentes de policía y fue abaleado en la tienda ubicada en el número 2368, sobre la Av. De Prensa. Ramiro Palacios recuerda el operativo en sí: “prácticamente se bajan de un carro oscuro los policías con un fuerte armamento, le acribillan en el interior de este callejón, sin tener oportunidad a defenderse. Y prácticamente era ensangrentado el hombre, no tuvo oportunidad a nada”.

Las versiones de prensa afirman incluso que Fausto Basantes se rindió al verse acorralado. “Por su parte, otro testigo ocular del hecho, citado en el informativo de Radio Visión por el periodista Diego Oquendo, le aseguró al comunicador social que Basantes, al verse rodeado y sin posibilidad de escapar, levantó las manos en señal de rendición pero los policías le hicieron tender al suelo y le descerrajaron varios tiros”.

César Augusto Palacios, también vecino de la zona, comenta que el momento en que sintió el tiroteo pudo alcanzar a ver a un buen número de policías, todos armados, que corrían hasta el sector donde se producía el hecho. Expresa que más tarde los vecinos salieron de su resguardo y se acercaron al lugar.

“Pues llamó la atención, no habían los típicos patrulleros, sino unos camiones se refiere a los Escuadrones Volantes, en los que iban unos seis, ocho policías atrás, en el balde de estos camiones. Y la gente que se asustó porque decían: ´¡Pero mira esos huecos, mira esos huecos!`…porque donde abalearon, les cogieron (Augusto Palacios pensó que se trataba de más de una víctima) en un sitio donde no tuvieron sitio para escaparse. Prácticamente les acorralaron contra la lanford [puerta enrollable de lámina de acero]. Entonces, yo no entiendo de proyectiles, pero en la lanford se veía unas perforaciones del diámetro de la actual moneda de 25 centavos”.

En cuanto a los responsables del operativo, los testimonios de Rosa Mireya Cárdenas y Gladys Montaluisa, añaden otros nombres. “Ahora sabemos que estuvo al frente de este operativo Byron Paredes que en ese entonces era capitán y pertenecía al grupo de Édgar Vaca”. En su testimonio entregado a la Comisión de la Verdad acerca de la muerte de su hija Gladys Almeida Montaluisa, la señora Montaluisa trató el tema de la ejecución extrajudicial de Fausto Basantes.

“Mi hermano que ya falleció era casado con una señora de apellido Herrería, Amanda Herrería. En esos días, Amanda, mi cuñada, me buscó y me dijo: ´Yo sé quién le mató al Fausto, yo sé quién le mató`. Le digo: ´¿Quién?`…´Mi primo, Edwin Valverde Herrería`. Y me invitó un día al lugar donde el tipo iba cada jueves, por la Veintimilla y 9 de Octubre. Era la casa de su tía [tía de Amanda Herrería, madre de Valverde]. Yo estaba en la habitación contigua, separada por una estera, y él hablaba de Fausto y decía que: ´Al Fausto nadie se atrevía a meterle un tiro a ese hijo de puta, nadie, todos parados ahí temblando, hasta que yo solté la primera ráfaga y ahí todos le cayeron`”.

Augusto Palacios afirma que Fausto Basantes estaba herido antes de llegar al lugar donde finalmente cayó muerto. El testificante señala que había rastros de sangre.

“No era solo la vereda, sino el metido ese exactamente así como usted le ve… se metieron y se toparon con esto [se refiere a una suerte de callejón donde funciona una tienda, donde no había salida]; que si veía un poco más, coge la Holguín y se va. Ya estaba herido, qué se yo, brazos o piernas, no ve que estaba todito sangre afuera. Después fue que lavaron el sector este; pero eso ya no era sangre era charco de sangre; y ahí se desangró el caballero”.

Ramiro Palacios acota que también acudió al sitio: “Todo mundo nos acercamos porque no cercaban la calle, la Av. la Prensa, hasta que venga todo el elemento policial. Pero todo mundo nos acercamos a ver, era un hombre totalmente bañado en sangre era acribillado por todo lado”.

El cuerpo de Fausto Basantes fue subido a un automóvil “…y se lo llevaron. Fue algo totalmente rápido”, dice Eduardo Solórzano, otro testigo del hecho. Augusto Palacios también recuerda el momento en que retiraron el cuerpo: “Entonces le cogieron y bum, arriba, al cajón de estos que se llamaban escuadrón volante. Pero sin ninguna consideración. Como si fuera un… ni un animal merecería lanzarlo así, un costal de papas”.

Elizabeth Muñoz explica que apenas entró en su casa escuchó las primeras ráfagas. “Intuyendo, sintiendo, más que sabiendo de qué se trataba yo salí inmediatamente. Y corrí hacia donde se sentían los rafagazos”. Luego llegó hasta el sitio donde se miraba que ocurrió el operativo:

“y en ese mismo instante, posiblemente para no dejar ninguna marca, para no dejar ningún símbolo, ese momento lavaban la sangre, inmediatamente. No dieron tiempo a nada, la persona dueña del local donde sucedió el operativo parece que lo identificó, porque cuando yo crucé simplemente me dijo: Mataron al muchacho. [Ella] lo había visto con anterioridad varias veces a Fausto, porque habíamos cruzado a utilizar el teléfono ahí, a hacer llamadas a comprar el periódico”.

Su testimonio concuerda con el de Augusto Palacios, vecino del lugar, “…llegan, si mal no recuerdo, motobombas del cuerpo de bomberos y shhhh, a lavar las veredas. A lavar el sitio este. Con las típicas mangueras que prendieron el motor de la motobomba, a alta presión”.

Asimismo, Elizabeth Muñoz afirma que en esos instantes intentó confirmar si se trataba de Fausto Basantes, aunque pensaba que efectivamente se trataba del dirigente de AVC: “Habían cientos de policías, y carros por todo lado. O sea, carros de la Policía, carros de la seguridad”.

Félix Basantes, hermano de Fausto Basantes, manifiesta que al enterarse de lo sucedido por una llamada telefónica, acudió al lugar en el que pudo constatar que “había las huellas de lo que lavaban la sangre. Yo realmente vi sangre diluida en agua. Eso es lo que encontré”. Recuerda que esto debió ser alrededor de las 6 de la tarde de aquel 4 de enero de 1986.

Mientras tanto, Rosa Mireya Cárdenas comenta que aproximadamente a esa misma hora, recibió una llamada de Arturo Jarrín para comunicarle que por la prensa se había enterado de lo sucedido. En ese instante, ella no pudo comunicarse con Fernando Flores, con quien había acordado Fausto Basantes en encontrarse en el lugar o alrededor del lugar en el que fue abaleado.

La localización del dirigente de AVC por las fuerzas policiales, según informes de Inteligencia Militar, se dio a través de Fernando Flores. La documentación también contradice el informe policial sobre un encuentro fortuito entre los agentes y la víctima:

“Muere FAUSTO BASANTES en la Av. La Prensa de la ciudad de Quito, el mismo que fue delatado por FERNANDO FLORES PALOMINO, cuando cayó detenido por el intento de secuestro a ANTONIO GRANDA GARCES. FLORES PALOMINO cobró la recompensa que se anunciaba por los diferentes medios de comunicación, un pasaporte a los EE.UU. y con otra identidad. Este sujeto se podría decir que era el brazo derecho de F. BASANTES en el MIR y en la FESE, en el AVC fue su chofer. FAUSTO BASANTES iba a ser designado Comandante de la Fuerza del Batallón América que tenía previsto venir al Ecuador”.

Según Félix Basantes, la recuperación del cadáver no fue fácil. “No querían dar para nada absolutamente”. La Policía seguía dilatando el proceso para la entrega del cuerpo. “Que no era él, que cómo sabían que era él. O sea, era todo un secreto”.

La hermana de Fausto Basantes y su papá fueron a retirar el cadáver, afirma Félix Basantes: “Y tuvieron que pasar, un día y medio hasta que les dieran”. Sobre la entrega del cuerpo, Rosa Mireya Cárdenas comenta: “Lo que yo supe es que querían aceptar que era Fausto Basantes. La familia contaba que le habían sacado la piel de las palmas de las manos y lo mismo de los pies, como teniendo la intención de que no se reconozca el cadáver, las huellas digitales. Eso me contaron en la familia”.

La versión de Félix Basantes toma fuerza con el testimonio de Luis Vaca, otro miembro de AVC que se encontraba detenido y desaparecido desde el 10 de noviembre de 1985: “Me presentaron la foto de Fausto Basantes; parece que no le iban a retirar el cadáver. Entonces como que no estaban tan seguros de que si ero a no era. Entonces me muestra la foto y: ´Sí es`, dije”. El protocolo de autopsia, firmado por los doctores Marcelo Jácome y Enrique Santillán describe siete heridas de arma de fuego sobre el cuerpo de la víctima. Concluye además que Fausto Basantes “…fue víctima de HEMOTORAX, LACERACION DE ARTERIA AORTA, HERIDAS POR PROYECTIL DE ARMAS DE FUEGO, lo que constituye la causa evidente de su muerte violenta”. Cuando sucedió la localización y acribillamiento de Fausto Basantes, a Mauricio Barahona lo habían trasladado al Centro de Detención Provisional (CDP) junto con Carlos Andrade:

“pero fue al tercero o cuarto día no recuerdo bien. De ahí me subieron en un furgón blanco y en su interior nos hicieron sentar en una llanta; y ahí me di cuenta que estaba otro compañero mío preso, entonces fuimos conversando ya no sabía dónde me iban a llevar yo creía que nos iban a matar cuando ya veo que comenzaron a subir así por la 24 de Mayo y nos llevaron al CDP [Centro de Detención Provisional]”.

Añade que pasaron algunos días en los calabozos del CDP. “Yo calculo que unos seis o siete días. Y ahí seguían entrando personal de ellos al CDP; entraron unas tres veces en esos días y otra vez nos pegaron”. Carlos Andrade, por su parte, recuerda el calabozo en el que estuvieron como un sitio “infestado de ratas, dormimos entre las ratas, vivimos entre las ratas. Luego de eso ya hizo aparición mi familia no sé cuántos días habrán pasado desde que me llevaron preso, tal vez ocho días, siete días”.

Posteriormente, Mauricio Barahona fue trasladado al Penal García Moreno, mientras que Carlos Andrade se quedó en el CDP y no recibió sentencia, a pesar de las varias acusaciones que le imputaban: “me acusaron de intento de secuestro, tenía como siete, ocho acusaciones, intento de secuestro, intento de asesinato, asociación ilícita, uso de armas, falsificación de documentos, en fin”. Después de nueve meses de detención en el CDP, Carlos Andrade recibió un sobreseimiento provisional; “apenas llegó el sobreseimiento, yo me fui del país”.

Por su parte, Mauricio Barahona recuerda que también existían varias acusaciones en su contra: “A mí me pusieron seis juicios, pero me sentenciaron por cómplice en el secuestro de Granda Garcés, en la tentativa de secuestro porque nunca se llegó a secuestrar”.

En cuanto a Fernando Flores, la Comisión de la Verdad pudo establecer que vive en los Estados Unidos desde 1986. La familia Flores ha manifestado por vía telefónica a la Comisión de la Verdad que no mantiene contacto con él desde hace casi una década. Por su parte, la familia de Fausto Basantes no pudo instaurar un juicio. “el papá de Fausto había querido hacerlo, pero ningún abogado aceptó llevar adelante pese a las posibilidades del papa de Fausto. Aunque siempre se preguntó ¿Por qué le mataron a mi hijo? ¿Quién le mató a mi hijo? por esto desistieron”.

…Fín

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